Era el lugar más bonito de la tierra según palabras de Bill.
Era el lugar más común y corriente para contraer nupcias
según palabras de Gustav.
Pero estaban ambos y eso era lo que importaba, si fuera el
lugar más hermoso del planeta solo por el hecho de permitirle unir lazos con
Gustav a Bill nadie le iba a quitar esa imagen de la cabeza, menos a Gustav que
viendo las paredes grises y los muebles rústicos del lugar del registro civil
donde se hallaban era el lugar que típicamente las parejas se casaban para sus
ojos.
Bill iba vestido con un traje diseñado únicamente para él
por su amigo Karl Lagerfeld y Gustav solo con bluejeans y una camisa con una
humita adornando el cuello de esta.
El pelinegro se veía bonito, Gustav común y corriente.
– ¿Usted Bill Kaulitz-Trümper desea casarse con Gustav Klaus
Wolfgang Schäfer…?
– ¡Sí! – exclamo el menor sin dejar de terminar de hablar al
juez, estaba tan emocionado que poco le importo la célebre frase y apurando al pobre hombre que estaba dirigiendo la ceremonia le obligo a saltarse gran parte
de esta.
–En la salud y en la enfermedad…
–En la salud y en la enfermedad – repito Bill impaciente.
–Respetarte y amarte…
– ¿Nos podemos saltar esto? – pregunto el joven impaciente
provocando risas ahogadas por su acompañante que encontraba la situación lo más
bizarra y tierna que había presenciado en su vida.
–Claro que si – musito el juez en voz baja y Bill chillo de
alegría. Se acercó a la mesita que le separaba de aquel hombre, firmo el
documento donde salía su nombre y obligando a Gustav en el proceso de hacer lo
mismo sin importar de saltarse también la parte donde el juraba ante la ley el
desear ser marido de Bill.
–Bueno, los declaro marido y…
– ¡MUJER! – grito Kaulitz de forma chillona sin importarle
mucho quien fuera la mujer o si el pobre hombre hubiera dicho hombre. Beso a
Gustav lujuriosamente y se sintió el ser humano más feliz de la tierra.
Quizá no era la ceremonia que se imaginó, sin embargo tener
al hombre de su vida a su lado vestido informalmente para su propio matrimonio,
apurar lo máximo posible la ceremonia y gritar a todos los vientos que él era
la mujer en aquella relación le importaba un pepino.
Estaba casado con Gustav.
Era el lugar más bonito de la tierra, y ahora ambos pensaban
igual.